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martes, 17 de abril de 2012

El anciano escribe...(A mi abuelo).

Los te quiero, ese juego de dos palabras con un significado atrevido,
dicho muchas veces cuando el cuerpo no puede asimilar, pero el alma obliga.
Pensado, a veces dicho por desesperación, otras con letra pequeña, significado.
Un te quiero debería albergar un conjunto de circunstancias tras él,
desafiante ante todas las adversidades, y completamente indestructible,
el paso de los días penetra en esas palabras como el agua erosiona la
roca más voluminosa, así como hace añicos la piedra más pequeña.
Yo solo observo, no soy más que un ser cualquiera, que cuenta cien veces hasta
diez, que criba sin cesar desechos que nublen o puedan enmascarar esas bellas palabras.
Un anciano que sabe cual es su final sabe perfectamente su significado,
si su mente es clara, nunca se olvida de decir te quiero, pocos, pero concretos
y sinceros, mira a su alrededor, pregunta, siente, lanza viajes a su pasado
esforzando la mente hacia quien ha amado y le a podido decir te quiero de corazón.
El guerrero diario está enmascarado con la capacidad de sobrevivir, la fuerza
de sus acciones y la debilidad de sus palabras, fuerte, hambriento por devorar
batallas, insaciable consigo mismo, orgulloso de haber podido convertir
el sufrimiento en lucha, las mentiras en dagas, el dolor en flechas que arranca
de su corazón, ese que piensa que jamás volverá a recibir amor, porque se lo
arrebataron, el anciano, desde su lecho de muerte me dijo: he luchado tanto
que mis fuerzas me abandonaron en el camino, mis palabras se debilitaron,
pero la fuerza que me da este corazón enamorado de las personas que merecen
la pena, que no tienen miedo a desnudarse, ni ser vistos en esencia, me mantienen
vivo a esta edad, cercana a la de un viejo árbol. Es por ellas por la que me mantengo
aquí, desafiando el reto del cuerpo destruido, pero con la satisfacción de poder
mirarlos a los ojos, en mis noches de soledad me acompañan las luces que desprenden.
Me mantienen vivo un día más, desafiando dolores, sabiendo que mis horas pueden ser
las últimas, llevo haciéndolo desde que mi único amor se marchó para vigilar las nubes,
hace ya bastantes años.
Era guerrero brutal, de espada en mano y coraza de acero, mi fortaleza era tal, que
no me acordaba de sentarme, convertir la ansiedad de los días en gestos, y decir te quiero.
El único y verdadero, ese que si lo dejas ir sale siempre, y con el destinatario correcto.
La fuerza, le dijo al guerrero, se debilita con el paso de los años, y aunque el el cuerpo
pase factura, el amor te da la posibilidad de soportar tanto dolor que jamás hubiésemos creído.
Si no fuera por su poder, por el cariño recibido sincero por muy pocos, por el dolor
compartido.......no estaría aquí ahora, no podría haber vivido tan intensamente aún
estando destruido, no hubiese sido capaz de albergar nuevos días de desesperación,
no hubiese podido mirarlos, abrazarlos y decirles......os quiero.

                                                                                     (byfran)



Palabras, esas que pasan, te estremecen unos segundos....y olvidamos.
Al amor...significado, voluminoso, cierto, amor piel con piel, cuerpo a cuerpo,
guerra a guerra, miedo a miedo, al que gracias a él nunca estás vacío, el que te
ofrece otro ser, otro palpitar, otro dolor, otro problema, la ayuda, la ternura,
el poder sincerarse sin que nada importe, ni el miedo a los demás nos nuble,
la mirada silenciosa, el hombro que solo necesita un rato de silencio acariciado.
Nunca los guerreros pudieron luchar solos, pues ya no son guerreros....solo
supervivientes diarios.






1 comentario:

Susi DelaTorre dijo...

Lindo, íntimo y sentido.

Directo desde el tacto.

Saludos, Fran Luque Conde!

comentarios