Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.
(Jose Luís Borges).
La memoria de los pasados...
solía pasear por tus pieles, por todas y cada una de ellas,
oía como la sangre te devolvía tu estado en cada momento,
caminábamos juntos por la cuerda floja, sin nada en los bolsillos
simplemente la ilusión de cada momento.
Recuerdo que solías llorar a solas, como queriendo ese momento
como cierto castigo, abrazar el miedo tú, uno mismo.
En las horas de la pobreza yo era más rico que nadie,
el más afortunado, pues danzaba entre tus recuerdos, momentos,
silencios y tempestades. Quise recoger cada fruto de un árbol
cansado, pero vivo, donde sus hojas quemadas por el sol,
no dejaban verle su fuerte tronco, su olor a madera.
Y cada mañana, sin ser temprano, sin que el sol asomase, regaba
con minúsculas gotas, apartaba las nubes de tormenta,
y cada instante se hacía duradero, cada gota era una rosa.
La memoria de los pasados...
solía repetirme en los espejos, colocar mi letra en cada canción,
escribir palabras en paredes oscuras, fotografiar cada instante
de unas vidas que avanzaban al son de los días....
solía escribir en mi memoria cada palabra con tinta imborrable,
con el color de tus ojos, la suavidad de tu piel...y la esencia de tu cuerpo.
(byfran)
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