preso de mis sentimientos, autor de mis besos, de mis
pensamientos.
Soy culpable de permitirme quererte, con alevosía,
con firmeza, con nocturnidad, frecuentemente, a
todas horas. Tengo el beneplácito de permitirme
lanzar besos al aire para que los recojas, de imaginar
cualquier cosa que nazca desde las entrañas, interior
que surge del cristalino anhelo de unos labios irrepetibles.
Soy cómplice de la vida, cómplice de ti misma, de la parte
que nunca tuviste, del deseo soñado, de las oportunidades
que da la vida.
Soy cómplice de tus besos, de tus caricias y tus actos,
criminal del amor, juez de mis impulsos, jurado de mi mismo.
La historia que nadie conoce y todos saben, o creen saber,
las lágrimas derramadas por amor son las que más dulcemente
deslizan el rostro, las que purifican, las que te dan aliento,
esperanza, y de un modo casi mágico se convierten en fuerza.
Somos cómplices de nosotros mismos de nuestros actos
de querer ser mejores, y jugar a la vida, cómplices de la
complicidad absoluta, de la sencillez y sensatez de un niño
adulto, cómplices de la lealtad y los sueños.
Culpable de querer ser culpable por primera vez ,
culpable consentido de sentir y querer, condenado
sin más, al más dulce de los castigos.......
(By Fran)
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| Tacto |
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