acariciándome, cerrando de nuevo la cremallera de mi disfraz,
colocada en la espalda al lado de las alas, doradas, las que me
fueron otorgadas para sobrevolar el cielo, amaestrar el dolor,
soplar las nubes grises de tu lado....visteme mirándome a los ojos,
quietos, verdes derretidos por tu mirada.
Vuelve a soltar tu aliento en forma de suspiro inquietante, de bruma matutina que todo lo baña... no te vistas todavía, me gusta observarte, mientras marcho entre el cielo y la tierra, observar tu cuerpo maltrecho y hermoso, sentenciado, álgido de amor y ternura, no te vistas mi dama.
Dedícame una mirada infinita, que amanse mi ira por la partida, hasta que de nuevo nuestros cuerpos y almas se encuentren, se toquen, se devuelvan lo que nos hemos ganado, luchando valientes, enfermos de amor y fuego...eternos entre los mares y el cielo.
By fran
El misterio de la mirada |
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