El agua de abril dando paso a reflejos de luz tímidos, reflejados en mis cristales frágiles como los recuerdos de cuando era niño.
Las horas que paso conmigo son barcos cargados de sueños, de algas marinas de un verde esperanza.
Cuando la música recorre mi piel, se ceba especialmente,
recordando con cortesía cada instante,
sentado en el suelo, mis piernas cruzadas, mis manos abiertas, mis ojos cerrados... deteniendo el tiempo.
Las voces profundas, que jamas se olvidan, dan buena nota de que se ha grabado en mi interior, que me ha hecho pensar en ocasiones y llorar en otras, recito de carrerilla ese abecedario inventado con palabras de consuelo, que uno mismo se dice cuando esta atrapado, ahora, el tiempo, corre en mi contra, hechamos un pulso con final anticipado, le llevo ventaja cuando pienso en el futuro, aunque que atrapa en cuanto pienso de frente y pasado imperfecto. Me convierte en ceniza en un instante, me recuerda que la carrera cada vez se hace mas corta, me susurra al oído que sea intenso, que no me demore en decir lo que siento, lo que pienso y lo que no tengo, delicadamente sutil cuando dice la verdad aunque cueste aceptarlo, pues el alma de niño planea conmigo y aunque me lleva en volandas el tiempo pasa y es eso: tiempo marchito que se autoinventa cada minuto para seguir haciendome grande. (by fran).
el mar de uno mismo |
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